Dame tu mano, y soltemosnos. Por favor, no dependamos de nada ni de nadie. Pertenezcamos al viento, seamos cómplices de sus idas y vueltas. Volemos, volemos tan alto. Que el mismo viento nos choque, que choque tan fuerte que nos robe toda la angustia encerrada. Limpiemos nuestros seres, mutemosnos con la infinita naturaleza. Caminemos hasta que nuestras piernas pidan descanso. Corramos si es necesario, hasta caer derrumbados al piso. Dame tu mano, dámela, juro no soltarla jamás. Sos parte de mi, solamente no te vayas. No creamos en nada ni en nadie. Creamos en nosotros. Y que no exista nadie más.