Un día… llegó a una casa bonita.

No supo cómo llego, pero tocó la puerta. No necesitó dar más besos, porque reconoció esos ojitos.No dijo mucho y se alejó. Esa noche los pensamientos desaparecieron y al fin pudo dormir. Había pasado dos noches en el mismo lugar. A la mañana siguiente caminó nuevamente, y llegó a la misma casita. El niño malo, para recordar, dibujó en un papel un corazón roto y lo pegó en la puerta para que él lo pudiera encontrar.

Para algunos, él sigue siendo un lobo, para todos un puto. No se supo quién fue el que hizo el hechizo de amor, ni tampoco, importa ya...